Lo primero que llama la atención es la serpenteante e intimidadora cuesta que hay que recorrer para llegar a Colliguay. Un camino de tierra, muy estrecho y que lentamente sube la montaña, regalando unas vistas únicas.
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Camino a Colliguay |
Por las noches el cielo parece caerse, las estrellas se multiplican por miles y se ven hasta nebulosas. También se ven y escuchan los 747 que atraviesan el cielo, rugiendo sus turbinas.
Miles de cactus de varios metros de alto, espinos, arbustos endémicos, conejos, zorros, arañas pollito, pejerreyes, varios tipos de pájaros, entre otras especies se ven con facilidad (menos el zorro) al caminar por los grandes cerros de la zona.
Ademas Colliguay no es solo un bonito paisaje, tambien en el poblado de Los Yuyos podemos encontrar el Taller Artesanal de las Hilanderas de Colliguay, formado por mujeres del sector dedicadas a procesar la lana de oveja en forma cien por ciento natural; elaborando con ella hermosas prendas como ponchos, mantas, maletas, frazadas, cubrecamas, entre otros productos que se tejen en antiguos telares de acuerdo a la tradición heredada de sus ancestros ibéricos.
Las hilanderas trabajan la lana en unos bellos husos que parecen sacados de cuento; la lana luego de lavada e hilada es teñida con tintes extraídos de cortezas de árboles, hojas, frutos, semillas y flores que ellas mismas se encargan de recoger.
Un lugar único, no recomendado para los cómodos y flojos, en donde se siente la energía de la naturaleza nativa y la belleza de la zona central de Chile.
Gran lugar, hay veces que uno necesita desconectarse del mundo, de la ciudad y este es un lugar para esos momentos.
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